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Estudios

Palazzi: "El impulso de viajar es intrínseco a la naturaleza del ser humano"

14 septiembre 2021

Más allá de los 30 países a los que ha viajado, su experiencia como profesor de filosofía social, turismo y globalización en HTSI, ESADE y UAB, le ha hecho reflexionar y profundizar sobre la esencia pura del viaje.

Estrenamos la campaña #volveremosaviajar con esta interesante entrevista a Cristian Palazzi. No podía ser de otra manera. Más allá de los 30 países a los que ha viajado, su experiencia como profesor de filosofía social, turismo y globalización en HTSI, ESADE y UAB, le ha hecho reflexionar y profundizar sobre la esencia pura del viaje.

Conversamos larga y tendidamente con Palazzi, que además es director de impacto social en la revista Playground y consultor experto en bioética, sobre el sentido del viaje y, como no, del ser humano. Disfruten.

¿Por qué viajamos? ¿Cuál es el sentido de viajar?

Una de las motivaciones que lleva intrínseca el ser humano es la curiosidad. La curiosidad se manifiesta no solo en aquello que queremos saber, sino también en aquello que queremos tocar y ver. El impulso de viajar es intrínseco a la naturaleza del ser humano porque le ofrece la oportunidad de conocer aquello que, en su realidad más cotidiana, no puede experimentar.

Cuando uno es curioso culturalmente le interesa hablar con otras personas y de otras culturas y esto hace que uno se motive y se encamine a escenarios no habituales que les permiten salir de su cotidianeidad, enriquecerlo y luego integrar esos aprendizajes en su vida cotidiana

¿La humanidad ha sido siempre viajera?

Sí. Las migraciones existen desde el propio origen del ser humano. Lo que ha ido cambiando es el sentido que se le ha dado al viaje. Los primeros desplazamientos fueron viajes de supervivencia, no viajes culturales, que tenían que ver con la búsqueda de comida y de seguridad.

Una vez la sociedad moderna ha cubierto esas necesidades aparecen nuevas motivaciones para viajar que tienen que ver con inquietudes personales, culturales o de puro divertimento. Como hemos ganado la batalla a esas necesidades básicas, el entretenimiento forma también parte de la cultura de viaje y del viaje en sí mismo.

Y surge el término Turismo.

Sí, es la segunda fase del viaje la que da origen a la palabra turismo. Con la ilustración cultural de las clases ricas que viendo sus condiciones materiales cubiertas mandan a sus hijos a conocer mundo, sobre todo a Grecia y Roma, origen de la civilización occidental. Se trata de un viaje muy elitista, el Gran Tour de los aristócratas.

Ese viaje elitista va dando pie a una generalización del viaje y con un enfoque de entretenimiento, de un viaje de cultura ilustrada a un viaje que se vincula con las propias preferencias personales, porque la democratización del viaje va acompañada de un aumento del bienestar y de la calidad de vida de las sociedades desarrolladas.

Evoluciona al turismo de masas. ¿Está en crisis?

Deberíamos repensar el llamado turismo de masas. ¿Cómo se ha movido a lo ancho y largo del planeta la pandemia? El turismo ha sido uno de los grandes catalizadores porque estábamos muy acostumbrados a movernos por todo el mundo. Vamos a ver cuál es la nueva fórmula que adquiere el turismo, si podemos seguir permitiéndonos la globalización y masificación o si debe cobrar otra forma.

Creo que ahora es momento de construir, de repensar la experiencia del viaje y darle nuevos significados.

¿Qué papel juegan los sentidos en el viaje? ¿Viajar es sentir?

Viajar es sentir. ¿Cuándo empieza el viaje? No empieza cuando te subes a un avión, sino que el viaje empieza de una manera u otra en el momento que recibes un input y ahí es cuando empiezas a imaginarte cómo sería ese lugar, las ganas de conocer, el sentimiento de curiosidad.

¿Todo viaje implica un desplazamiento?

Todo viaje implica un desplazamiento, pero no ha de ser necesariamente un desplazamiento físico exterior, lo que es seguro es que es interior. Uno quiere ir a un lugar y eso le transforma. El turismo tiene mucho que ver con los ritos de paso, las experiencias nuevas nos transforman.

El turismo va mucho más allá de lo práctico, y apunta casi a temas espirituales de la persona, aprendizaje, cambio personal, etc.

“Tendríamos que dejar de considerar el viaje como mero entretenimiento"

Has estado en el Polo Norte, Sudán del Sur, Chad, Jordania y Bangladés desde el activismo y el voluntariado en temas humanitarios. ¿Cuáles son los aprendizajes de esos viajes?

Los aprendizajes son muchos. Pero lo que más me ha sorprendido es que da igual si la situación en la que te encuentras es muy extrema, como estar en una guerra o en el campo de refugiados más grande del mundo, siempre encuentras a alguien que quiere hablar contigo. Y esto nos ayuda a entendernos como humanidad, todos compartimos algo. No ha habido lugar, por muy extrema que fuera la situación, que no me haya encontrado con una sonrisa, e impresiona mucho.

Uno de los aprendizajes más transversales a todos los viajes es esto, siempre te vas a poder entender en cualquier parte del mundo aunque no entiendas la lengua.

¿Fue un viaje interior también?

Totalmente. Supone un viaje interior. Ir a cinco de los sitios más conflictivos del planeta por cambio climático, terrorismo o guerra, o conflicto entre etnias. Te cambia interiormente. A la vez que es posible tejer la empatía a lo largo y ancho del mundo, también te das cuenta de que el terror no tiene límites. Vivimos en una realidad que ha domesticado mucho el terror. Salir y ver te cambia y te compromete más en la lucha contra la injusticia, y acabas entendiendo de alguna manera cualquier problema, quitándole importancia a los tuyos y poniendo en cuestión todos tus privilegios.

En un mundo plagado de imágenes y de sobreinformación ¿Nos queda algún rincón por descubrir?

Estamos infectados de una gran cantidad de imágenes, sí. Pero qué diferente es que te llegue una foto de la playa de Tulum, que estar en esa playa de Tulum. El hecho de recibir estos inputs, no quita calidad a la experiencia turística.

En el momento en que experimentas el turismo, esas imágenes se te olvidan porque empiezas a vivir el viaje y ahí es donde reside la verdadera fuerza que nunca va a poder ser captada por ese torrente de imágenes que aparecen en las redes sociales.

¿Cómo afecta el turismo a las comunidades locales? ¿Qué debemos considerar y/o modificar sobre nuestro comportamiento de viaje?

Se nos ha ido la mano considerando el mundo como un parque de atracciones que se puede consumir, que es algo muy propio del sistema capitalista. Consumimos lugares y consumimos personas. Tendríamos que dejar de considerar el viaje como mero entretenimiento.

La educación en turismo nos lleva a considerar la riqueza desde el punto de vista humano no solo del viaje sino del destino, y ese destino, cuya máxima representación es la comunidad local, es lo que más deberíamos respetar porque es ahí donde está la verdadera riqueza y autenticidad del lugar.

¿Educar en turismo?

Sí, educación en valores. En todas las facultades se debería impartir una educación respetuosa con el entorno. Dentro de esta reconsideración de nuestra manera como especie de consumir el mundo, la facultad de turismo tiene un gran papel porque es la que directamente nos habla del ejercicio de viajar, la oportunidad de ser el catalizador dentro del modelo capitalista, tan depredador con otras maneras de vivir.

¿Qué responsabilidad tiene la administración pública?

La mayoría de las administraciones públicas mundiales a lo que se dedican es a la promoción del destino, pero no a la planificación del impacto que tiene el turismo en ese destino. Por tanto, es urgente la planificación de las consecuencias e impactos que tienen los invitados en la comunidad local que hace de anfitriona.

Limitarnos a pensar solo en cuánto dinero nos deja el turismo en el destino es equivocado porque el dinero en sí no es una medida que nos ofrezca calidad de vida. En realidad, lo que deberíamos buscar en todas las actividades del mundo es vivir mejor.

Los destinos pierden autenticidad y se convierten en meros escaparates donde la calidad de la experiencia turística tanto del que viaja como del que la recibe se ve reducida al máximo.

El turismo es un gran motor. Pero puede ser motor de cambio transformador en positivo o puede ser motor de destrucción total de un destino.