¿La nueva reforma laboral está pensada para mejorar la estabilidad laboral del personal investigador de las universidades y centros de investigación? ¿Hasta qué punto podrá la futura Ley de la Ciencia solucionar sus carencias?
La contratación de personal investigador por parte de centros de investigación y universidades está estrechamente ligada a la financiación de la que disponemos para la realización de proyectos concretos. Tanto si se trata de fondos públicos como de aportaciones privadas, estas ayudas permiten financiar trabajos específicos que se enmarcan en un contexto temporal de ejecución. A menudo, para avanzar más rápidamente en la investigación, los profesores universitarios solicitan ayudas para incrementar su equipo de investigadores. Por tanto, lo que resulta habitual es contratar personal investigador que pueda dedicarse durante un tiempo a un proyecto concreto. Ofrecer un buen proyecto y buenas condiciones laborales son dos de los factores que se tienen en cuenta. También la duración del contrato laboral, que viene fijada por cada proyecto, es un aspecto a considerar. En cualquier caso, se acaba firmando un contrato laboral entre el investigador y la entidad por un determinado período de tiempo. Es lo que conocemos como un contrato por obra o servicio.
Si en lugar de ser un proyecto con financiación pública o de fundaciones privadas, hablamos de un contrato de prestación de servicios con una empresa para desarrollar un proyecto de IDI, la situación es exactamente la misma.
Como ya se ha manifestado en otras ocasiones y entornos, ésta es la realidad de muchos investigadores. Van cambiando de un contrato laboral a otro a medida que la entidad va consiguiendo financiación. También van cambiando de un centro a otro. Ahora en una universidad, después en un centro de investigación. Ahora aquí y ahora allá….Muchos son los que pueden explicar su experiencia, desde que empezaron como doctorandos, continuaron como post-docs, y después han ido encadenando la participación en varios proyectos en múltiples centros de todo el mundo. De por medio, períodos de espera y de incertidumbre y, en definitiva, escasa estabilidad laboral. Y así, hasta conseguir una plaza fija en uno de los centros por los que ya han pasado antes. Toda una carrera de obstáculos hasta conseguir cierta estabilidad. Por descontando, considero que tenemos que evitar que los investigadores tengan que superar esta “carrera de obstáculos” hasta conseguir una cierta estabilidad y, a la vez, tenemos que ser capaces de encontrar una fórmula que encaje con la dinámica de la actividad investigadora. Este es uno de los grandes retos que tiene que afrontar nuestro país y la nueva Ley de la Ciencia.
Parecería, pues, que en este sentido, la nueva reforma laboral aprobada este mes por el gobierno español, podría ser la solución. Desaparecen los contratos laborales por obra o servicio en la forma en que los hemos ido utilizando hasta ahora, y nos dicen que ahora todo serán contratos indefinidos. Lo cierto es que no se entiende. ¿Cómo deberemos hacerlo? ¿Tiene sentido contratar a un doctorando con un contrato laboral indefinido, cuando todos sabemos que su proyecto de tesis debe ejecutarse en un período determinado? ¿Tiene lógica pensar que las universidades les hagan un contrato indefinido? Dejemos a los doctorandos a un lado y pensemos en las estancias post-doctorales, enfocadas a períodos de un par de años. La pregunta es la misma. ¿Es coherente pensar en un contrato laboral indefinido? Así lo podemos ir haciendo extensivo a otras muchas situaciones en las que se encuentra el personal investigador.
Nos dicen que no nos preocupemos, que la futura Ley de la Ciencia ya lo solucionará, pero todavía no sabemos ni cómo ni cuándo. Mientras, se siguen publicando convocatorias de ayudas, algunas de ellas en el marco de programa Next Generation, en las que se promueve la contratación de personal investigador por un determinado período de tiempo. ¿Por dónde tiramos? ¿Cómo procedemos? Hacemos contrato indefinido tal y como nos dice la reforma laboral y una vez finalizado el proyecto, ¿formalizamos un despido? Sinceramente, carece de sentido.
En conjunto, un buen lío que nos crea confusión, nos distrae de lo esencial y que hace que nos sintamos engañados. Si todo el tiempo que dedicamos a intentar sacar el entramado para hacerlo bien, lo pudiéramos dedicar a investigar, quizás estaríamos en otro nivel.
Dra. Núria Vallmitjana
Directora de IQS Tech Transfer