IQS ha iniciado oficialmente los actos de celebración del 25º aniversario de sus estudios de Ingeniería Industrial. El evento, celebrado el 11 de diciembre en el centro universitario, sirvió para poner en valor el cuarto de siglo de trayectoria de esta titulación y para proyectar una mirada hacia el futuro de la profesión a través del talento femenino.
IQS inaugura el 25º aniversario de Ingeniería Industrial reivindicando el liderazgo femenino como motor de cambio en el sector

La bienvenida institucional corrió a cargo del Dr. Salvador Borrós, director general de IQS, y del Dr. Andrés García, responsable del Grupo de Ingeniería de Productos Industriales (GEPI) y catedrático del departamento. Ambos destacaron la evolución de los estudios y su impacto en el tejido industrial a lo largo de estas dos décadas y media. Uno de los momentos más emotivos fue la proyección de un vídeo recopilatorio que recorrió la historia de la titulación a través de imágenes de las diferentes promociones de alumnos y profesores que han pasado por las aulas.
Asimismo, la dirección aprovechó el encuentro para desvelar la hoja de ruta de esta efeméride, que incluirá otras tres mesas redondas en los próximos meses y culminará el próximo 5 de junio de 2026 con un evento de gran envergadura: la inauguración de la nueva planta piloto de IQS, una infraestructura clave para el futuro de la institución y que incluirá la reorganización de la zona de laboratorios, su ampliación e incluso la incorporación de nuevos aparatos de última generación.
De las «soft skills» a la ruptura de estereotipos
El eje central de la jornada fue la mesa redonda «La mujer en la ingeniería industrial», moderada por la Dra. Núria Llaverias, profesora del Departamento de Ingeniería Industrial de IQS School of Engineering. El debate contó con la participación presencial de Mariló Casas, presidenta de la comisión de Equidad, Tecnología y Futuro en EIC y Consultora Senior en SENER; Núria Esteban, gerente de Desarrollo de Conceptos en SEAT S.A.; Elena Qui, Past Senior Program Manager en Amazon, y Claudia Moslares, Senior Consultant en Deister Software. Además, para aportar una visión internacional, la mesa conectó online desde Hamburgo con Cristina Mas, Project Leader en Airbus.
Las ponentes, todas ellas antiguas alumnas, coincidieron en señalar que la ingeniería ha evolucionado desde un perfil puramente técnico hacia uno donde la gestión de personas es fundamental. «Lo que antes llamábamos ‘soft skills’ son ahora las verdaderas ‘hard skills'», afirmó Núria Esteban, quien también hizo hincapié en que, si bien la técnica es necesaria para solucionar problemas, son «los valores» los que permiten movilizar a un equipo para lograrlo. En esta línea, Mariló Casas subrayó que su mayor aprendizaje ha sido «saber escuchar«, valorando la experiencia del oficio más allá de las jerarquías o los títulos académicos.
El debate también puso el foco en la capacidad de adaptación. Así, Claudia Moslares destacó la «resiliencia y el trabajo en equipo» como competencias clave adquiridas durante la carrera para superar cualquier reto, mientras que Elena Qui señaló la importancia de entender la agenda del interlocutor para ofrecer soluciones reales. Una visión humanista de la profesión que Núria Llaverias, como moderadora resumió en tres pilares: «personas, valores y resiliencia«.
El debate también abordó las barreras y estereotipos de género que persisten en la industria. Núria Esteban compartió su vivencia personal al trasladarse a Alemania y recordó el reto de enfrentarse al escepticismo inicial que generaba su perfil de ingeniera joven, mujer y madre de familia en un puesto de alta responsabilidad técnica. Todas las ponentes coincidieron en esa necesidad de tener que demostrar constantemente sus capacidades para hacerse respetar. Elena Qui profundizó además en la lucha contra el «síndrome del impostor«, confesando que en ocasiones llegó a cuestionarse si su crecimiento profesional se debía a sus méritos o a las políticas de paridad: «¿Realmente crezco porque me lo merezco o porque quedo bien en la foto?», reflexionó.
Ante esta realidad, las participantes coincidieron en la urgencia de visibilizar referentes femeninos para las nuevas generaciones, criticando los sesgos educativos tempranos. «A los chicos se les entrena a ser valientes y a las mujeres a ser perfectas», lamentó Mariló Casas, quien fue tajante al afirmar que «el rosa y el azul son un invento» y que la sociedad no debe imponer límites. En este sentido, Claudia Moslares animó a las estudiantes a «crear curiosidad técnica desde la infancia» para normalizar la presencia de mujeres en roles STEM. «Si esperamos a los 16 años, vamos tarde», advirtió Elena Qui.
Conciliación y mirada al futuro
La conciliación y los retos personales también se pusieron sobre la mesa. Claudia Moslares, desde el sector del software, defendió la posibilidad de combinar una carrera exigente con la maternidad sin renunciar a ninguna de las dos facetas: «Quiero seguir en esta dirección compaginándolo con la maternidad; es difícil, pero es un sueño que se hará realidad». Por su parte, Cristina Mas enfatizó su deseo de maximizar el impacto social de su trabajo más allá del éxito individual: «Mi objetivo es aportar el máximo posible no solo en nuestro trabajo, sino a las generaciones más jóvenes y a nuestro planeta».
En esta línea de madurez profesional, Mariló Casas señaló que, tras haber recorrido ese camino, su aspiración actual es «poner toda esa experiencia al servicio de las personas y las empresas», ejerciendo roles de asesoramiento. Una visión de futuro que Núria Esteban completó definiendo la ingeniería no solo como una profesión, sino como «un estilo de vida» que proporciona las herramientas mentales para afrontar cualquier desafío.
Para cerrar la sesión, las ponentes lanzaron un mensaje de empoderamiento a las alumnas presentes en la sala, instándolas a no ponerse barreras y a ver la ingeniería como una llave maestra capaz de abrir puertas en cualquier sector, desde la logística hasta la automoción o la consultoría estratégica. Y, como toda celebración merece, el encuentro se cerró con un piscolabis que compartieron ponentes y asistentes.














