“Debemos gestionar el agua de otra forma y mejor, tenemos soluciones y estamos hoy mejor preparados para reaccionar frente a esta situación de crisis.”
Es un hecho real que Cataluña está inmersa actualmente en un episodio de sequía prolongada, tras muchos meses sin precipitaciones abundantes en la mayor parte del territorio. Esta situación nos puede encaminar a la escasez de agua, furo del déficit de recursos hídricos existentes y de una demanda muy próxima a la disponibilidad natural, tanto de aguas superficiales – ríos y embalses – como subterráneas – acuíferos – que deberían poder garantizar las demandas totales de agua (urbana, agrícolas, ambientales e industriales).
Hablamos de los problemas actuales relacionados con el agua y la falta de lluvias con la Dra. María Auset, doctora en Farmacia y en Ciencias del Agua, e investigadora del grupo de investigación GESPA – Grupo de Ingeniería y Simulación de Procesos Ambientales de IQS School of Engineering.
¿Podemos explicar esta situación de sequía en la cual se encuentra Cataluña? ¿Podemos atribuirla al cambio climático?
Hay muchos factores que confluyen. Nuestro territorio está condicionado por el clima mediterráneo, que se caracteriza por lluvias irregulares de elevada variabilidad, alternadas con ciclos de sequía recurrentes. En los últimos años, se han vivido diversos episodios de sequía. Pero el problema que tenemos ahora realmente es el del suministro, porque las cuencas internas – gestionadas por la Agencia Catalana del Agua – son las que tienen menos reservas de agua, siendo donde vive más población y, por tanto, donde hay más demanda.
Esta situación puede comportar un déficit estructural de agua, cada vez más evidente. No es solo un problema de incremento de temperaturas y ausencia de precipitaciones (que podemos asociar al cambio climático), existen también otras causas, como por ejemplo los cambios en la utilización del terreno.
“El déficit estructural del agua no es solo un problema de incremento de temperaturas y ausencia de precipitaciones”
¿Cómo el abandono de los cultivos?
Así es. Durante la segunda mitad del siglo XX, se han abandonado muchos campos de cultivo y de pasto, situación que comporta un aumento notable de la superficie forestal. Los árboles, grandes captadores de CO2, como contrapartida, son también grandes consumidores de agua, que también almacenan: por cada grano de CO2 absorbido, necesitan 500 g de agua para transpirar.
Según la Estrategia Catalana de Adaptación al Cambio Climático 2021.2023, el bosque intercepta un 80% de la lluvia, mientras que el 20% acaba en ríos y acuíferos. Estos cambios en la estructura forestal, sumados a los impactos del cambio climático, han supuesto una reducción de hasta el 30% del caudal de algunos ríos en los últimos 30 años, haciendo que los embalses y los acuíferos tengan cada vez menos reservas de agua.
A todo esto, tenemos que sumar otros problemas, como el de las fugas de agua en una red de distribución muy antigua y extensa, y que son complicados de solucionar. O la situación actual de los acuíferos, que están muy dañados.
¿Por qué están tan dañados?
Principalmente, por tener unas elevadas concentraciones de nitratos, derivados de la industria porcina de nuestro país. Estas industrias se dedican a engordar aquí a los cerdos, que necesitan una elevada aportación de materia nitrogenada para el desarrollo de su musculatura. Pero los cerdos metabolizan muy mal el nitrógeno, solo aprovechan el 33% del que ingieren, acabando el resto excretado y en fertilizante de cultivos y, por tanto, como residuo en los acuíferos en forma de nitratos. Esto provoca que muchos pozos de suministro de agua de red estén inutilizados por esta causa. Y no es fácil eliminar los nitratos del agua, la tecnología no es nada sencilla.
Y frente a esta situación, ¿qué podemos hacer?
Pues debemos gestionar el agua de otra forma. Soluciones tenemos, y hoy estamos mejor preparados para reaccionar frente a una situación de crisis de cómo estábamos en la sequía del 2008. Actualmente, disponemos de buenas infraestructuras, tanto las que permiten regenerar y reutilizar el agua, como las plantas para desalar agua de mar.
Cataluña cuenta desde el 2009 con la desalinizadora del Prat, que aporta 80 hm3/año de agua adicional, un volumen equivalente al consumo de agua del área metropolitana de Barcelona durante cuatro meses. La otra planta que transforma el agua de mar en agua potable es la planta del Tordera, la primera que se puso en marcha en Cataluña en el 2002. Ahora, el Gobierno de la Generalitat prevé aumentar la capacidad de desalinización de la planta del Prat y construir una nueva en la cuenca del Foix.
“Actualmente, disponemos de buenas infraestructuras que permiten regenerar y reutilizar el agua, con objetivos de economía circular, y de plantas para desalar agua de mar”
Pero las desalinizadoras tienen la contra de presentar una elevada demanda energética…
Es cierto que lo son, pero la tecnología actualmente está muy mejorada y, consecuentemente, su eficiencia energética también. Son de consumo elevado, sí, pero alguna solución tenemos que encontrar, ¿verdad? Es muy difícil hacer restricciones y, aún más, concienciar de forma general a toda la población para hacer un uso responsable de las reservas actuales de agua, y no desaprovecharla.
¿Otra solución, sin tener que recurrir al agua de mar?
Tenemos la otra opción, la de utilizar agua regenerada, con objetivos de economía circular. Hasta hace poco, las aguas residuales tratadas y depuradas en las estaciones de depuración de aguas residuales – EDARs acaban en el mar. Pero se les puede dar un nuevo uso, mediante la implantación de estaciones de regeneración de agua – ERAS, donde reciben tratamientos específicos de desinfección y afinación, que permiten su reutilización para usos no potables, como son el riego de zonas verdes y agrícolas, el mantenimiento del alcantarillado, la limpieza de calles e incluso usos industriales. Un ejemplo, desde la ERA del Prat de Llobregat se está inyectando agua regenerada en el Delta del Llobregat para frenar la intrusión salina y mantener su caudal ecológico.
Todo esto hace tiempo que está en marcha, pero ahora la Generalitat quiere impulsar y potenciar esta reutilización de las aguas que llegan a depuradora, y darles uso en áreas urbanas, para ahorrar recursos potables muy valiosos. Otro ejemplo, toda el agua que se utilice en la red de sanitarios y en la de riego del aeropuerto de Barcelona procederá de la ERA del Prat, una vez haya sido desinfectada.
Desde el grupo de investigación GESPA de IQS, ¿trabajáis en algún proyecto relacionado con alguna de estas áreas?
Sí. El grupo GESPA formó parte del consorcio del proyecto REGiREU, impulsado por ACCIÓ y por la Generalitat de Catalunya, dentro de la comunidad RIS3CAT Aigua. El objetivo del proyecto era desarrollar tecnologías innovadoras y competitivas para obtener agua regenerada que cumpliera con los estándares de calidad, sin riesgos para la salud. Se instalaron diversas pruebas piloto en toda Catalunya. Desde IQS, desarrollamos un reactor piloto con sets de lámparas de UV-LEDs para desinfección del agua y eliminación de contaminantes emergentes.
Ahora, el grupo está trabajando también en el proyecto PrecisionERA, que lidera el Dr. Cristian Gómez, sobre la elaboración de mapeos de huellas de contaminantes químicos en aguas regeneradas de las EDARs de Catalunya, y estudios metabolómicos en organismos acuáticos.