“En Cataluña, investigamos mucho y muy bien, pero necesitamos crear ‘cables de conexión’ entre lo que se investiga y lo que necesita la sociedad. La creación de un centro como el CTPTI de IQS nos pareció un gran acierto; estamos muy orgullosos de contribuir a crear este tipo de infraestructuras y poder ser parte de su éxito”
Has desarrollado toda tu vida profesional en BASF, como Ingeniero Químico IQS. ¿Cómo fueron sus inicios y cómo has llegado aquí?
¡Debo decir que no he ejercido nunca como químico! Mi primer trabajo en BASF no tenía mucho que ver con química: empecé como técnico de aplicaciones para procesos de transformación de plásticos, un trabajo con el que pude conocer cómo funciona una empresa corporativa y pude viajar mucho a Alemania. De aquí, pasé al departamento comercial, a la vez que hice un máster en ESADE en Dirección de Marketing y Ventas. Después, me nombraron jefe del departamento de plásticos para automoción, trabajo que desempeñé durante tres años. Posteriormente, me propusieron un cambio radical para ir a una filial de BASF en Rubí – Elastogran – que fabricaba poliuretanos, donde fui responsable de una de las áreas de negocio. Iba asumiendo responsabilidades, pero en un campo totalmente diferente del que había cubierto hasta el momento, y en una empresa pequeña.
En 2004, BASF me propuso encargarme de una empresa filial que había comprado en Turquía, donde estuve al menos 5 años como Director General, con un proyecto muy interesante para rehacer de nuevo toda la fábrica, integrando los estándares de BASF y haciéndola crecer. ¡Fue una época muy bonita en la que aprendí mucho! Volví después a Barcelona como Director Comercial y Vicepresidente para BASF España y Portugal, cargos que ejercí durante 3 años y medio, hasta que en 2013 surgió la posibilidad de ir a BASF Canadá como Presidente de la Compañía y responsable del país. Era un cambio total – de estructura, de cifra de negocios, de cultura…–. Fue un gran reto que me ocupó durante 3 años, hasta que en 2016 me pidieron volver aquí para ser el Director General de BASF España SL, hasta el día de hoy. ¡Toda una vida en BASF!!
¿Y qué ha representado tu formación en IQS en tu desarrollo profesional?
Estudiar en IQS ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, ¡sin duda! Para mí no fue fácil, no teníamos recursos en casa para pagar las matrículas, tuve que trabajar los veranos para poder pagarlas, con ayuda también de mis padres. Pero una vez dentro, y con todas las exigencias de la formación en IQS – antros eran 6 años, con el TFC incluido – salí con mucha confianza en mí mismo, con una formación de rigor muy potente y diferenciadora, y con una actitud muy práctica y orientada a la industria.
La formación en IQS me ha permitido desarrollarme y progresar, con herramientas como la capacidad para resolver problemas, la capacidad de trabajo – sacarme la carrera tuvo momentos bastante duros – pero el premio fue grande y me ha permitido hacer todo este camino. Aunque, a veces, llegar a ciertos destinos es fruto, además de tu formación académica, de una oportunidad, de la suerte, que alguien piense que puede confiar en ti… Nunca pensé que los inicios en IQS me llevarían hasta aquí, nunca. Pero ¡aquí estamos!
Hablemos de tu rol como Director General de BASF y de la fuerte inversión del Grupo prevista en España para este 2021.
BASF aterrizó en Cataluña en el año 1969, hará 52 años, con una apuesta de inversión clara en nuestro territorio. Las inversiones han ido creciendo a lo largo de los años, construyendo e invirtiendo en más plantas e infraestructuras, llegando a los 55-60 M€ cada año. No son inversiones tan grandes como las que se hicieron a principios de los 2000, pero son inversiones muy bienvenidas porque van destinadas a mejoras de seguridad, de protección del medio ambiente, digitalización de las unidades, ampliaciones de capacidad y de líneas, etc.
En el caso del 2021, de los 60M€ que se invertirán, el 50% se queda en Tarragona, donde 12M€ están destinados a la planta de deshidrogenación de propano para obtener polipropileno en continuo, una unidad muy importante que proporciona la materia prima a la planta de polipropileno de nuestro “site”, y que queremos seguir ampliando.
El resto, son inversiones en centros como el de Guadalajara, donde tenemos una planta de pinturas para automoción y donde estamos renovando todos los equipos de aplicación técnica, es decir, los laboratorios que sirven para probar las recetas para los clientes, para detectar problemas de calidad. Desde el 2019 hemos ido incrementado las inversiones para llegar a la cifra máxima de este 2021, a pesar de la situación general. Es, en definitiva, nuestro compromiso con el territorio; no hemos dejado de invertir, ni en un año como el de la pandemia (2020), no hemos levantado el pie del acelerador.
Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, BASF apuesta firmemente por una Economía Circular y por la disminución exhaustiva de residuos. Explícanos el proyecto ChemCyclingTM que habéis puesto en marcha.
Siempre decimos que en BASF creamos química para un futuro sostenible, pero este futuro será circular o no será. La sostenibilidad pasa indefectiblemente por la circularidad, porque es un hecho que consumimos más recursos de los que el planeta puede regenerar. Hace unos días se publicó la noticia que España había sobrepasado en el mes de mayo el denominado Overshoot Day – el día en el que un país ha consumido los recursos que la Naturaleza puede regenerar en un año –. En este momento, estamos consumiendo de prestado, al ritmo de 1,6 – 1,7 ‘planetas’, y esto es insostenible.
Hemos de replantearnos los sistemas productivos, dando uso continuo a los recursos y con la idea que los ‘residuos’ son recursos en el lugar equivocado. Pocas cosas hay que no se puedan aprovechar, pero debemos diseñar los sistemas para poder hacerlo.
Los residuos plásticos son uno de los mayores problemas, no por la clase de material en sí, sino por el mal uso que hacemos entre todos, ya que acaban muchas veces ‘tirados’ en el medio ambiente, de nuestra propia mano, en vez de acabar en el contenedor de reciclaje. Dicho esto, el reciclaje mecánico tiene algunas limitaciones: está muy bien cuando los residuos son limpios y de un solo tipo y se pueden aprovechar para hacer materiales idénticos pero reciclados. Pero, ¿qué pasa cuando los residuos están mezclados o sucios? No existe esta facilidad de recuperarlos y reciclarlos mecánicamente. Es aquí donde aparece un complemento al reciclaje mecánico, una sustitución frente a la incineración de estos materiales – o del vertedero –, que es el reciclaje químico, que hemos denominado ChemCyclingTM , y que consiste en transformar estos residuos mezclados en aceite de pirolisis, una materia prima fantástica para producir nuevos materiales plásticos, dando a los residuos una nueva oportunidad, sin afectar al medio ambiente. Podemos incluir desde neumáticos viejos, hasta colchones de poliuretano: si los aprovechamos, conseguimos, primero, reducir el número de residuos que acaban incinerados o en vertedero o vertidos en el medio, y, en segundo lugar, disminuimos el consumo de materia prima fósil que utilizamos para producir más material plástico. Es un sistema con un potencial infinito y una de nuestras apuestas de futuro.
BASF ha contribuido a la construcción del Laboratorio de Nanotecnología y Materiales Avanzados del Centro de Transferencia de Procesos de Tecnología Integrativas de IQS. ¿Cuál es el compromiso de BASF con IQS para promover la investigación avanzada y la transferencia de tecnología?
Para nosotros es un orgullo poder contribuir a crear estas infraestructuras de investigación y de transferencia de tecnología en IQS, y no solo por mi vinculación especial con el centro. Cuando nos plantearon el proyecto, primero teníamos la oportunidad y también vimos la necesidad de crear este tipo de infraestructuras, especialmente para potenciar la transferencia tecnológica. En Cataluña se investiga mucho y muy bien: tenemos 10 veces más publicaciones que las que corresponderían por población. Pero cuesta completar el paso de traslado del conocimiento a la industria, parece como si faltara esta conexión desde los procesos de transferencia de tecnología.
Creo que este es un deber que tenemos tanto las industrias químicas como las entidades académicas. De alguna forma, necesitamos el ‘cable de conexión’ entre lo que se investiga y lo que necesita la sociedad. Vamos muy lentos y desaprovechamos gran parte del potencial de investigación. Y creo que el camino debería ser el inverso: que los problemas se identificaran en la sociedad/industria, y en la academia se investigara sobre temas de aplicaciones reales y resolución de problemas reales. Por esto, la creación de un centro como el CTPTI en IQS, que trabaja en transferencia de tecnología y, sobre todo, en nanotecnología – que utilizamos en muchas de nuestras líneas productivas – nos pareció un gran acierto y estamos muy contentos de poder ser parte de su éxito.
Eres también el Presidente de FEIQUE, que ha presentado recientemente su último informe sobre el sector químico, un sector muy estratégico en nuestro país. ¿Cuál es su situación actual? ¿Cuál ha sido – y aun es – su papel en la crisis pandémica que estamos viviendo?
Somos un sector estratégico para la economía, sin duda, por el peso que tenemos y por su internacionalización como sector exportador (informe 2021). Pero a la vez tenemos un papel como sector esencial, somos industria declarada esencial por ley, durante la pandemia no se ha obligado a cerrar ninguna fábrica – las que lo han hecho, ha sido porque dejaron de fabricar, como fue el caso de los proveedores del sector de automoción –. Más aún, algunas áreas tuvieron que aumentar la actividad, como fabricantes de detergentes, disolventes, cadena de valor de alimentación, de packaging, … muchas fábricas se tuvieron que adaptar para fabricar productos muy necesarios, como hidrogeles, desinfectante u oxigeno medicinal, en entornos de trabajo a turnos y con cambios muy frecuentes para mantener las condiciones de seguridad necesarias para los trabajadores. Hemos conseguido no solo mantener las producciones en marcha, sino dar respuesta a las producciones adicionales solicitadas. La industria química, y la farmacéutica sin dudar, han hecho un trabajo sensacional.
Esto ha servido para poner en valor el papel de la industria química. Con esta crisis pandémica, hemos mejorado en reputación y en consideración a ojos del público en general, que ha visto claro nuestro papel esencial – a veces camuflado y que no sale fácilmente a la luz – en esta situación de emergencia.
Y las Administraciones también lo han visto claro, y han reconocido nuestro papel esencial, que ha sido muy muy visible durante todo este tiempo, colaborando estrechamente en cada estado de alarma, como cuando nos autorizaron de forma especial a utilizar el bioetanol para la fabricación de hidrogeles.
Finalmente, como Presidente del Salón de Expoquimia de Fira BCN, ¿cómo se presenta la próxima edición (Set 2021), por otro lado, tan esperada? ¿Qué novedades más destacadas veremos?
Esta edición de Expoquimia ha pasado por momentos delicados: estaba prevista inicialmente para verano 2020, porque nos pareció una época más atractiva para todos. Debido a la pandemia, ha sufrido ya dos aplazamientos y ahora, por fin, podemos decir que la celebraremos del 14 al 17 de septiembre. Será una edición ‘Covid-safe’, con un esfuerzo muy importante para que todo el mundo se sienta seguro (expositores y visitantes), con un triple foco en Economía Circular, Materiales Avanzados y Transferencia Tecnológica, sin olvidar las Jornadas técnicas, la Expoquimia Bio o el Congreso de Ingeniería Química del Mediterráneo. Todo esto, bajo el paraguas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y de la agenda 2030, con el soporte de las Administraciones y del Sector.
Quiero destacar que será la primera feria industrial que habrá en Europa desde el inicio de la pandemia, las otras ferias importantes han sido aplazadas hasta el 2022. Esperamos que sea un éxito, ¡e invitamos a todo el mundo a participar!