La suerte decidirá entre las propuestas que alcancen unos requisitos mínimos de calidad. Esto es lo que proponen el Reino Unido y otros países en próximas convocatorias de ayudas públicas para la financiación de la investigación.
Una de las actividades que cualquier investigador debe incluir en su día a día es la redacción y presentación de solicitudes de proyectos dentro de las múltiples convocatorias de ayudas, con la finalidad de conseguir recursos que permitan avanzar en su trayectoria científica. En general, los mecanismos de evaluación de las propuestas se basan en un conjunto de criterios previamente definidos y que son evaluados por paneles integrados por otros investigadores. A menudo, estos criterios se fundamentan en los éxitos conseguidos anteriormente y, por tanto, los investigadores más consolidados son los que tienen mayores índices de éxito. Se produce lo que se denomina “efecto Mateo”.
El efecto Mateo afirma que los investigadores más prestigiosos consiguen con más facilidad fondos económicos para sus proyectos y que, por tanto, les resulta más fácil continuar su actividad de investigación. Los que cuentan con más reconocimiento por los trabajos realizados y resultados conseguidos generan un efecto multiplicador de atracción de recursos. En consecuencia, disponen de más y mejores medios para avanzar más rápido y conseguir incrementar su capacidad de producción, que al final se pone de manifiesto con más publicaciones y, por tanto, de nuevo más impacto y prestigio.
Un artículo publicado recientemente en el periódico Expansión explica que, en el reino Unido, la Academia Británica y el Consejo de Medio Ambiente asignarán al azar parte de los fondos públicos para evitar el efecto Mateo. Con esta iniciativa se quiere impulsar el talento en el campo de la investigación científica, dar paso a los investigadores nuevos y abrir las puertas a la originalidad.
El procedimiento propuesto consta de dos etapas, la primera basada en una evaluación de la calidad de la propuesta, y la segunda en el azar. Para superar la etapa de calidad, un panel de expertos analizará las propuestas. Las que superen un determinado umbral entrarán en un sorteo aleatorio para la concesión de la ayuda. Esta asignación al azar puede ser más justa. Así, los que alcancen el nivel de calidad exigido compiten en igualdad de condiciones. Conseguir o no la financiación deseada no se basa en un ranking de puntuaciones de las propuestas, sino en considerar que, alcanzado un nivel, todas las propuestas merecen ser consideradas en igualdad de oportunidades.
Aquí se genera el debate entre los investigadores consolidados y los noveles. Los primeros quieren el reconocimiento a su trayectoria profesional. Los segundos quieren oportunidades para mostrar su potencial.
Dra. Núria Vallmitjana
Directora de IQS Tech Transfer