La aporofobia define el rechazo, la aversión, el temor y el desprecio hacia el pobre. Este término ha sido el centro del debate del2º Congreso Internacional de Aporofobia, liderado por IQS-URL. Durante dos días, y fiel al compromiso iniciado el año pasado, IQS se ha convertido de nuevo en un espacio de reflexión multidisciplinar en el que expertos, académicos y profesionales de diferentes ámbitos han compartido experiencias y buscado soluciones a este fenómeno que agrava la pobreza, el estigma y otras formas de discriminación.
“Estamos en un momento global en el que se ha vuelto más importante que nunca pensar en la forma en la que las poblaciones marginadas son excluidas”, afirmó durante la conferencia inaugural el prestigioso profesor Aaron Reeves, de la London School of Economics y la Universidad de Oxford. Según este experto, “no basta con mirar en el fondo de la sociedad, tenemos que mirar hacia la parte superior”.
Bajo el título ‘Common People: how elites and the working class navigate the symbolic market for being ordinary’, Reeves abordó cómo la percepción que las élites tienen de sí mismas influye en las políticas económicas y sociales, especialmente hacia las poblaciones marginadas. “Es crucial entender cómo las políticas dirigidas a los menos favorecidos son diseñadas y justificadas por las élites.”
“Para entender la pobreza necesitamos entender también la visión de los ricos”, dijo tan solo unos minutos antes el Dr. Josep A. Rom, rector de la Universitat Ramon Llull (URL), en el acto de bienvenida al congreso que contó también con los parlamentos de P. Enric Puig, presidente de la Fundació IQS, y Joana Prats, directora de l’Àrea de Relacions amb entitats socials de la Fundació «la Caixa».
Los tres representantes mostraron su agradecimiento a los participantes que han hecho posible este congreso, liderado por IQS-URL, con el apoyo de la Fundación ”la Caixa”, y la colaboración de la Fundación Pere Tarrés-URL, Cáritas, Fundació Assís, Fundació Arrels, Cristianisme i Justícia, Instituto Borja de Bioética-URL, Fundació Vidal i Barraquer-URL, ESADE-URL, ESDI-URL, Observatori Blanquerna-URL y La Salle-URL.
En su ponencia, Reeves también desglosó algunas de las conclusiones de la investigación llevada a cabo junto con Sam Friedman como base del libro recientemente publicado Born to Rule. Y habló de la noción del «mercado simbólico» en el que las élites intentan presentarse como «normales» u «ordinarias» para legitimar su posición y justificar sus privilegios. Esta necesidad de normalidad se vuelve más pronunciada en contextos donde la desigualdad se acentúa, ya que aquellas personas en el poder saben que su posición es vista con desconfianza por el resto de la sociedad. Esa obsesión por crear una imagen de humildad distorsiona aún más la realidad, puesto que oculta el hecho de que muchas de estas élites provienen de entornos privilegiados. “Las actitudes hacia los pobres son un reflejo de la desconexión entre las élites y la realidad de los menos favorecidos”, subrayó Reeves. Un hecho problemático, ya que, al mirarse a sí mismas como parte del “pueblo”, las élites pueden ignorar las injusticias y desigualdades que sus políticas provocan.
Los delitos de odio por aporofobia, “infradenunciados e infradetectados”
La intervención de Reeves dio paso a la mesa redonda “Abordaje jurídico y policial de los delitos de odio cometidos por aporofobia”, otro de los platos fuertes de la primera jornada. Según un informe sobre la evolución de los delitos de odio en España de 2023, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado investigaron 2.268 infracciones penales e incidentes de odio, lo que supone un incremento del 21,3% respecto a 2022. Sin embargo, ¿cuántos están directa o indirectamente relacionados con la aporofobia? ¿Qué papel juegan las fuerzas del orden y la Justicia?
La mesa reunió a tres destacados expertos en el ámbito del derecho y la seguridad: Mª Jesús Raimundo Rodríguez, fiscal de la Unidad de Delitos de Odio y Discriminación; Tomás Fernández Villazala, director de la Oficina Nacional de la lucha contra los delitos de odio, y Manuel Serrano González, inspector Jefe de la Policía Nacional. Moderados por Beatriz Fernández, d’Arrels, los ponentes pusieron sobre la mesa el vínculo entre aporofobia y delitos de odio, al mismo tiempo que analizaron las herramientas legales y policiales que existen para combatir esta forma de discriminación.
Los tres ponentes destacaron que existe una “infradenuncia e infradetección” de este tipo de delitos movidos por la aporofobia. “Es necesario dar visibilidad a la problemática para hacer posible la denuncia por parte de las víctimas”, defendió Fernández. Asimismo, mostró su preocupación por el hecho de que un gran número de los delitos de odio en los que subyace la aporofobia sean perpetrados por jóvenes y menores de edad. “Respeto, empatía y confianza es lo que necesitamos para acercarnos a estas personas que sufren las consecuencias de la aporofobia”, destacó Serrano, quien insistió en la necesidad de luchar y proteger la dignidad.
En este sentido, más allá de todas las medidas y herramientas disponibles a nivel jurídico y policial, “cabe destacar la importante labor de la educación como clave para luchar contra la aporofobia”, subrayó Raimundo.
La jornada continuó por la tarde con la celebración de cuatro sesiones paralelas: «Conceptual Foundations of Aporophobia 1» y «Conceptual Foundations of Aporophobia 2”, «Aporophobia and religions» y «Aporophobia: religions, meritocracy and social agents».
Destacadas intervenciones de IQS en las sesiones paralelas
IQS presentó su innovadora herramienta para medir la aporofobia y fomentar la reflexión sobre los prejuicios sociales: el ‘aporoIAT’, un test de asociación implícita que permite a los participantes identificar los sesgos con los que asocian atributos negativos a las personas en situación de pobreza.
El Dr. Flavio Comim, decano de IQS School of Management, que además lideró la organización y coordinación del evento, participó activamente en este segundo día. En la sesión “Aporophobia: social interventions”, intervino junto a Tadashi Hirai, quien exploró la relación entre la aporofobia y la “ley de los cuidados inversos”, que señala cómo las personas más desfavorecidas reciben menos atención en hospitales en comparación con las de mayores recursos. En la misma sesión, un amplio equipo de IQS formado por Francesc Martori, María Alejandra Beltrán, Juan Albacete y Núria Agulló presentó una evaluación de impacto sobre una intervención en el marco del programa de “Aprendizaje y Servicio” de IQS. Entre los resultados, positivos y alentadores, destacó la sensibilización lograda en los estudiantes hacia las experiencias de personas en situaciones vulnerables, en colaboración con el Centro Assis.
Previamente, durante la sesión «Aporophobia: new developments“, Comim participó como director de tesis en la presentación de las investigaciones de dos estudiantes de IQS. El equipo de Jundi Wang, Mihály Borsi y Comim, aportó datos empíricos preliminares sobre la aporofobia en Barcelona, mientras que el estudio liderado por Badamasi Bashir Mikailu, junto a Cristina Montañola y Comim, introdujo un modelo matemático para analizar la aporofobia.
Por su parte, la Dra. Georgina Curto, de la Universidad de Notre Dame, que ha hecho su tesis doctoral en IQS, intervino en la sesión “A computational simulation to inform policy making on homelessness alleviation in Barcelona”, donde expuso cómo la inteligencia artificial puede aplicarse en la investigación sobre aporofobia. Curto presentó una colaboración con Google y la Universidad de las Naciones Unidas para desarrollar un indicador global de aporofobia, abriendo nuevas perspectivas en la investigación sobre este fenómeno.
Salud, bienestar y soledad
En la última sesión del último día, titulada «Aporofobia: migración, exclusión social y la lógica del bien común», se apeló a la responsabilidad de la educación para generar nuevas dinámicas en la relación de las personas vulnerables con la comunidad y viceversa. Las educadoras sociales señalaron la importancia de la “pedagogía del don” para cambiar paradigmas, compartiendo ejemplos profesionales de cómo esta herramienta puede combatir la aporofobia, especialmente con niños y jóvenes.
Según las expertas, la pedagogía asistencial y de acompañamiento, aunque útil en su momento, se muestran hoy insuficientes, ya que no basta con ayudar y acompañar a las personas vulnerables; es esencial tratarlas no solo como víctimas, sino también destacar y desarrollar sus potenciales para que se sientan parte integral de la comunidad, un enfoque que permite que su participación sea vista como una contribución genuina.
Durante esta sesión, se presentó un análisis sobre aporofobia y migración, basado en un estudio del Observatorio Hatento. Según este estudio, realizado a partir de entrevistas a 261 migrantes sin hogar, el 47,1% había sufrido algún incidente de aporofobia. A partir de estos datos, el ponente subrayó las diferencias en el trato hacia migrantes con o sin recursos, ya que aquellos que llegan sin respaldo económico enfrentan prejuicios y rechazo, al ser percibidos como una carga. Durante la sesión, el ponente insistió en la necesidad de promover valores de inclusión y datos objetivos para reducir estereotipos y falsas percepciones sobre las personas migrantes.
También durante esta segunda jornada de sesiones paralelas se analizó el impacto de la pobreza y la exclusión en la infancia, adolescencia y vejez. En esta intervención se hizo hincapié en cómo algo tan básico como perder la vivienda puede incrementar, en el caso de niños y adolescentes, la sensación de aislamiento y soledad, repercutiendo en su bienestar y en su salud.
Precisamente la salud fue otra gran protagonista de esta segunda jornada. David Clusa i Gironella, psiquiatra y director del equipo ESMES de salud mental para personas sin hogar, puso sobre la mesa la labor de esta experiencia pionera en Cataluña, actualmente consolidada.
Solo en Barcelona, recordó este experto, hay actualmente unas 2.500 personas durmiendo en la calle y más de 3.000 que se benefician de recursos residenciales. ESMES atiende actualmente a unos 300 pacientes, pero, para hacerse una idea sobre la magnitud del problema, conviene saber que un 50% de las personas que viven en la calle sufren algún tipo de problema mental.
La asignatura pendiente en esta ciudad es ampliar los recursos para poder atender a todas esas necesidades. Y el reto del ESMES es “el necesario acompañamiento continuado a estos pacientes”, ya que “en este equipo llevamos a cabo una acción puntual para luego derivar a estas personas hacia algunos de los recursos disponibles de la red pública”, explicó Clusa.
Un debate y la lectura del «Manifiesto contra la Aporofobia» cerró la segunda edición del congreso, que destacó por la llamada a un cambio de enfoque para abordar la aporofobia.