¿Qué destacarías del programa?
Me encantó la importancia que se le da a las prácticas. Durante el primer año se realizan 3 horas de prácticas diarias en las que se pueden aplicar los conocimientos que se imparten en la teoría, incluyendo técnicas de laboratorio (hay un proyecto muy interesante que consiste en crear una cepa bacteriana transgénica personalizada, otro que consiste en optimización de una reacción en biorreactor, y mucho más), aprender lenguaje de programación o utilizar programas informáticos (para modelizar proteínas, o diseñar prótesis, por ejemplo).
Además, el segundo año se puede utilizar exclusivamente para realizar el TFM, lo que contribuye a obtener un gran número de horas de prácticas curriculares. En mi caso, he realizado el TFM en un grupo de investigación de IQS, que ha consistido en producir y caracterizar un conjugado anticuerpo-péptido, y ha sido una experiencia muy positiva, en el que me he sentido muy acompañado por mis supervisores y que, en definitiva, he aprendido mucho.
¿Por qué elegiste IQS?
Investigué acerca de los diferentes maásteres que se imparten en Cataluña tanto a través de Internet como de contactos, y concluí que IQS ofrecía el programa más completo.
¿Qué competencias estás adquiriendo gracias a esta titulación?
El máster me ha permitido madurar los conocimientos que adquirí durante el grado. Ahora siento que tengo las herramientas necesarias para poder trabajar de forma autónoma en el ámbito laboral. Además, los trabajos que he realizado también han permitido entrenar mis soft skills, como la capacidad de trabajar en equipo, la comunicación o la responsabilidad, que pueden ser aplicados en cualquier ámbito vital.
¿Qué le dirías a un estudiante que quiere estudiar en IQS?
El esfuerzo merece la pena. Como estudiante de IQS hay que dedicar mucho tiempo de tu parte, pero eso significa que al final tendrás una formación sólida. En IQS se siente que hay preocupación por enseñar a los alumnos, pero tú también tienes que dar lo mejor de ti mismo.